CRÓNICAS DE VIAJE

miércoles, noviembre 24, 2010

Visitando Myanmar

Datos informativos

Hasta 1988, el nombre del país: Birmania, por resolución de la Junta Militar gobernante fue cambiado a: Myanmar.
País del sur este asiático. Limita con China, Tailandia, Laos, India y Bangaladesh; además con el mar de Andamán y el Golfo de Bengala. Población aproximada, 60 millones. Desde 1962 el país bajo dictadura de una junta militar. En 1990, a causa de presiones tanto internas como externas, se efectuaron elecciones. Los resultados no beneficiosos, para la Junta, ocasionaron su anulación, por parte de ella, y el arresto de los dirigentes del partido político ganador de las elecciones; entre ellos la galardonada con el Premio Nobel de la Paz: Aung San Suu Kyi, quien
permaneció encerrada en carácter de Arresto Domiciliario, desde entonces.
Esta semana (noviembre 2010) fue declarada oficialmente su libertad. A principios de este mes, después de 20 años, fueron convocadas elecciones. Por supuesto que el partido allegado a la tiránica Junta, logró la mayoría de los votos. Miles de engañados habitantes salieron a las calles, protestando por el ilícito fraude. También muchos países manifestaron su enojo ante la injustas y fraudulentas elecciones.
La historia de este país se remonta a principios del siglo 3 AC. En la época moderna fue dominado hasta 1886 por el mandato británico. Durante la 2da. Guerra Mundial, fue invadido por Japón; pero recuperado por los británicos en el 1941. En 1948, el Reino Unido, se vio obligado, a causa de presiones internas, otorgar la Independencia.

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Teniendo en cuenta lo leído sobre esté peculiar país, supuse encontrar al llegar, un recibimiento correcto, frío y nada simpático.
Pues nada de ello, exactamente lo contrario. Ya al descender del avión, procedente de Tailandia, nos llevamos la sorpresa agradable. Todo el personal del aeropuerto, amable, con una sonrisa y atención destacable. Los agentes de seguridad, con uniformes blancos, inmaculados, parecieran recién salidos de la tintorería. Ni un soldado por ningun rincón. Rarisimo, ¿no?, (no olvidar que una tiranía militar gobierna el pais)


(Calle céntrica de Rangún)


El aeropuerto muy amplio, de una limpieza llamativa, situado en la ciudad principal del país, Rangún.
Durante el viaje hacia el hotel, quise captar, un poco, el estado de las carreteras, el estilo de las casas y edificios; no supe que mirar primero, las ansias sobrepasaron mi posibilidad de asimilar.
Haber llegado a un país que hasta no muchos años atrás estaba cerrado al mundo, hoy abierto y dispuesto a permitir visitas, paseos, sin ninguna clase de obstáculos, me asombraba sobre manera. No existe problemas para fotografiar, salvo soldados, edificios gubernamentales y puentes. Con seguridad podré abstenerme de ello, pensé.
La carretera al aeropuerto como corresponde, seis manos, en perfectas condiciones, semáforos, carteles indicadores, todo como en la mayoría de las grandes ciudades. Un solo detalle, se maneja del lado derecho (recuerdo de los ingleses)


(Edificio de departamentos de Rangún)

Unas palabras sobre el hotel (elegido como de costumbre por mi media naranja) ; construído por los ingleses, utilizado como Club Exclusivo para miembros; después que ellos abandonaron el país, fue convertido en hospital; con el correr de los años, transformado y adaptado para funcionar como hotel.
Situado en un inmenso predio de considerable extensión, con bellisimos parques a su alrededor, y a la costa de un hermoso lago de aguas verdosas y mansas.
Todo el hotel lógicamente al estilo ingles, conservador, aristocrático, señorial. Pasearse por sus salas y distintos rincones, es un deleite, a semejanza de esos palacetes en la campiña inglesa. El personal amabilísimo, siempre con una sonrisa, dispuesto a brindar lo máximo para el confort del huésped. Varios restaurantes, de distintas cocinas, piletas de natación, spa, en fin, ¿que más se podría pedir? La vista al lago, desde nuestra habitación, era para quedarse sin aliento. Sentarse en las reposeras del balcón, un vaso de cerveza (local, muy buena), y mirar el movimiento de las aguas, obliga a la imaginación realizar horas extras.


(nuestra habitación en el hotel)

Anduvimos visitando el centro de la ciudad. Impactante. Impresiona la cantidad de comercios. El surtido y la cantidad de mercadería es fabuloso. Algo que llamó nuestra atención: el número de joyerías. Nunca he visto tanto oro junto, algo que no es comprensible, al estar considerado, este país, como uno de los más pobres del mundo.



Al igual que en la mayoría de los países, de esta zona del mundo, los puestos de comida abundan, en especial los ambulantes, a los costados de las aceras, que reducen el espacio necesario para los transeúntes. Es posible encontrar allí, un sin fin de comidas, en general picantes; por lo general son cocinadas en el propio puesto, al momento de pedirlas; no preguntar qué es esto o aquello, pues en su mayoría, los puesteros no dominan idioma extranjero alguno. Olores distintos, colores llamativos, especias raras, gustos extraños a nuestro occidental paladar. Muchas verduras, hortalizas, yuyos, frutas exóticas, pescados, moluscos; todo a media cocción o saltado, por lo general frito al aceite profundo. Probar, si es rico, adelante, si no, pues no, a otra cosa. Los precios casi irrisorios, de aquellas comidas, permiten decidir sobre la compra en el momento de probarla.


(recorriendo el Mercado Central en Rangún)



Segundo capítulo

De acuerdo a información acumulada, durante la preparación del viaje, fuimos a visitar al lugar mas sagrado para los creyentes : Schwedagon Pagoda. Pues bien, se trata de un extenso lugar en el cual están diseminados decenas de pequeños altares en los cuales distintos budas, de diferentes tamaños, colores y posiciones, todos adornados y decorados de acuerdo a la usanza y costumbre de aquella religión, el Budismo.


(La Gran Pagoda)


En el centro implantada la stupa de mayor dimensión del mundo, algo ¡IMPRESIONANTE! ; un pequeño detalle para tener en cuenta, esta cubierta con capas de oro,en total 30 toneladas, a las que se agregaron decenas de piedras preciosas como guirnaldas alrededor de su circunsferencia. En una palabra: Sin Palabras.
Miles de personas, locales, del país entero, turistas, un espectáculo sin igual. No recuerdo haber sido impactado por tal magnitud, tanto edilicia, como de fe, devoción, respeto, una prueba de sentimientos para el que allí llega por primera vez.
A medida que caía la tarde, la iluminación artificial ocupó el puesto del sol. La impresión de las luces de colores, las ínfimas llamaradas del millón de velas encendidas, el impregnante olor a incienso, hace de aquello un grandioso espectáculo, que difícil creo volver a experimentar.


(Dentro del predio de la Gran Pagoda)


Como es de suponer, fue necesario visitar algunos restaurantes. A cual mejor, no sería posible determinar un primer puesto. Algunos al estilo francés, cocina y decorados, otros a la usanza inglesa, en fin una delicia, tanto culinaria, como de presentación y atención. Los principales platos, como es de imaginar, frutos del mar(Ahhhhhh....)
Nuestros pasos nos llevaron hasta el famoso restaurante-espectáculo, en una de las orillas del lago, diseñado en forma de un gigantesco pato. Un sistema de bufete libre, permite elegir y saborear entre las infinitas fuentes; para todos los gustos y exigencias, ensaladas, carnes, pescados, cada cual con su cartelito con el nombre de la comida expuesta. El espectáculo consistía en una serie de bailes, y cantos sobre las distintos pueblos étnicos que forman este país. Una excelente presentación de escena, música y colorido que nos acompaño en tal singular velada.


(el restaurante a orillas del lago)


Contratamos un taxi, y luego de conversar con el atento chofer, para explicarle nuestro deseo de recorrer un poco los alrededores, partimos una mañana tempranito.
A los pocos kilómetros, comenzamos a reconocer algo distinto de lo conocido en la ciudad. Visitamos algunas aldeas, en las cuales se vislumbra la pobreza, la falta de los elementos indispensables, la falta de carreteras aceptables, pocas casas, en su mayoría diminutas construcciones, que muestran la verdadera cara de este país. En su mayoría, sus habitantes se dedican a la agricultura, el arroz en especial.
Recorrimos un mercado fijo, en un pueblo de las cercanías. Nos asombramos por la cantidad de comercios y la abundante mercadería allí expuesta. Pero, eso si, el agua corriente brilla por su ausencia, unos pequeños carros cisterna, apostados en las entradas del mercado, lo atestiguaron.
La gente amabilísima; nos resultó muy dificil comunicarnos, pues al no ser, este lugar, paso de visita de los extranjeros, no hay allí quien conozca idioma extranjero. No obstante el problemita del idioma, todos dispuestos a entendernos, pues estan allí para vender, y un poco con las manos, con gestos, unas sonrisas, nos arreglamos.


(caminando por el mercado, en uno de los pueblos)


De vuelta a Rangún. Aprovechamos para conocer varios de los parques que abundan en la ciudad. En todos lados, se exige el pago para la entrada, solo a los extranjeros por supuesto; inclusive para atravesar un puente de madera, peatonal, de una orilla a otra del lago, abonamos 2 dólares per-cápita.

Los hoteles, en lo general, de alta categoría.
Casi no existe la manutención, por medio de la municipalidad, de calles, edificios, plazas, veredas, calles, etc. En su mayoría los edificios y casas, viejas, deterioradas, gastadas.
Existen problemas con la electricidad, los cortes son cosa de varias veces al día, lo mismo con la red telefónica.
Eso si, algo de envidiar, la delincuencia no existe.(es de suponer que nadie se anima a probar la reacción de la Junta)
Mucha juventud, muchos chicos. La música que se escucha, en radio y televisión, por lo general moderna, tanto nacional como importada. Es de destacar que es un pueblo muy religioso, la concurrencia a las pagodas es apreciable durante todas las horas del día.


(Dentro de un pagoda)


Si desearía sintetizar nuestro viaje, diría que es necesario un cambio fundamental y radical de gobierno. Es notable el régimen autoritario reinante, nadie se atreve siquiera emitir palabra alguna sobre el gobierno. No se invierte lo más mínimo en la población, ni en educación, ni en viviendas y ni que hablar de salud pública.
La libertad es imprescindible para la rehabilitación de este pobre país, su pueblo la necesita y merece.




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beto

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domingo, septiembre 26, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina) sexta nota


Lago Puelo


Llegar a Bariloche nos resultó como volver a un nido de recuerdos. Estuvimos paseando por allí, con nuestros hijos, en aquellos años de su infancia, en varias oportunidades; por lo tanto, la ciudad con sus lugares de atracción, sus calles tan pintorescas, sus fábricas de chocolate... en fin mil y un instante con ellos, nos lleno de esa alegría tan especial al recordar gratas vivencias.

Nos hospedamos en el Hotel Villa Uhinit, un lugar excepcional, a las afueras de la ciudad. Les comentaré que allí los precios están en las nubes, pero mi media naranja, experta en organización de viajes, encontró una especial promoción y nos enganchamos; y ahora la anécdota: durante el proceso de reservación, fue necesario comunicarse telefonicamente con la empresa organizadora, una mujer, en ingles, recibió nuestra llamada, mi señora pidió ser atendida en castellano –Not problem, one minute, please...- y a escasos quince segundos: -Buenos días, señora, ¿en que la puedo ayudar? Esta vez la que continuó la conversación era una señorita, que nos contestaba desde Madrid, quien nos explicó que la central de la empresa reside en Irlanda, y allí fue recibida nuestra llamada, y al pedir hablar en castellano, pasaron la llamada a ella; todo fue solucionado. En resumen: el Hotel en Barichoche, la empresa organizadora en Irlanda, los arreglos en Madrid y la llamada realizada desde Israel, como para no creer en la globalización.

Uno de los hermosos paseos, que tanto deleitamos, fue el que dedicamos a El Bolsón. Sentarse a orillas del lago Puelo, produce la sensación de un vacío emocional, es imposible comprender tanta quietud, ese azul de sus aguas, resguardadas por aquellas presentes celadoras, las montañas que rodean toda esta belleza; mantener el silencio, la respiración disminuye por cuenta propia, oh...

En el pueblo nos entremezclamos, con otros decenas de turistas, en un mercado artesanal con productores y artistas de la región. Colores, música, adornos, quesos, dulces, un deleite visual que obliga a disfrutarlo.


Preparación del Curanto,comida de origen chileno

No menos especial resultó la visita a la Colonia Suiza. Participamos junto a un considerable grupo, de un evento, por ponerle nombre, tradición culinaria. Se trata de la preparación en vivo y en directo de la famosa comida, de origen chileno, conocida con el nombre “Curanto”. Se arrojan, según su tipo, toda clase de carnes, verduras, hortalizas, papas y frutas, a una fosa, preparada de antemano, (según las dimensiones apropiadas para la cantidad de productos deseados), se lo cubre con brazas encendidas, sobre ello unas ramas con hojas de un planta aromática, unas cuantas lona arpillera, y se procede a tapar todo con tierra. Se espera un tiempo determinado, en nuestro caso fue de hora y media, y se comienza a destapar. El aroma que lentamente emana de la susodicha fosa, da hambre hasta el más acérrimo anoréxico. Buen provecho.

En nuestro viaje a la única e inolvidable Villa La Angostura, rodeamos un pequeño lago; en la orilla opuesta se apreciaban unas cuantas casonas que llamaron nuestra atención. La simpática guia, nos relató la historia del lugar. Hace varios años atrás, allí vivía una familia que levantaron una granja; cierto día una dama inglesa llegó en un automóvil de alquiler, y se detuvo en la ruta, la misma que nosotros estamos detenidos. Encantada con el lugar, el paisaje, decidió visitar la granja en cuestión, y para lograr llamar la atención de los agricultores, comenzó a aplaudir en forma fuerte; a los pocos minutos los de la orilla opuesto escucharon y supusieron que tal señora necesitaba ayuda o algo por el estilo. En unos instantes embarcaron en una pequeña lancha y llegaron a socorrer a la dama en cuestión. Bueno, allí comenzó una larga amistad; la señora inglesa, retornó a su país, realizó allí todo suerte de arreglos, se despidió de familiares y amigos, y emprendió el regreso a su encontrado paraíso. Allí vivió hasta sus últimos días. La granja en cuestión, con el correr del tiempo se convirtió en un agradable centro turístico. Importante, para llegar a él, es necesario accionar un timbre colocado en un poste, y a los pocos minutos llegará un bote para recoger a los nuevos visitantes.


El bote a la espera de visitantes


Bueno, amigos, les comentaré que recorrimos el centro de esta preciosa Bariloche, que se ha transformado en una gran ciudad, anduvimos por el Centro Cívico, por supuesto, nos sacamos fotos con los admirables perros San Bernardo y con suma tristeza dejemos atrás aquella sin igual ciudad.



CONTINUARÁ


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beto brom

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martes, agosto 31, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina

QUINTO CAPÍTULO



Un pocas horitas y llegamos, El Calafate y sus alrededores, nos aguardaban con todo su belleza.

Sin duda una pintoresca ciudad; el centro comercial salpicado con un número no despreciable de comercios que ofrecen al turista variados y llamativos productos, en su mayoría manufacturados en la zona.
Es notable la cantidad de restaurantes, entre los cuales las parrillas y asadores ocupan el primer lugar.
Aconsejo, mejor dicho anuncio como casi diría obligatorio saborear el exquisito “cordero patagónico”, prohibido pasar por alto este detalle. Bares, confiterías, mesitas sobre las aceras, un popurrí de turistas por doquier, una típica ciudad patagónica, en la que los habitantes tratan en lo posible de hacer de la estadía del visitante una real experiencia que llevará en sus valijas junto a los recuerdos.

Considero una necesidad dedicar un renglón aparte a nuestra estadía en las cabañas Santa Mónica.
Sin exagerar, resulta un paraíso en medio de la ciudad descripta llena de sus ruidos, su trajín y sus cientos de turistas, no obstante estar situada en una callecita a metros de la arteria principal.
Dichas cabañas dotadas de todo lo indispensable, diseñadas con cariño y amor, por su dueña, quien no dejó de lado ningún detalle, todo el interior acoge al huésped dando ese sentimiento de hogar.
Todas las mañanas se recibe el desayuno en la cabaña, la bandeja de mimbre, la mantequilla, los distintos potecillos con dulces regionales de elaboración casera, permite, realmente, sentirse agasajado.
El césped alrededor de las cabañas, los espacios de flores, los caminitos zinzageantes, y para dar un toque de originalidad se pasean por allí, a todas horas del día, aparte de pajarillos diversos, unos pajarracos de dimensiones semejantes a un pollo grande, con un inmenso pico de color negro, su cuerpo amarillento, con un notable plumaje de color grisáceo, y emiten un singular ruidillo como expresando: ¡aquí estamos!. Es destacable la atención de todo el personal que atiende a los huéspedes, siempre con una sonrisa, que dan ganas de volver.



A escasos metros del centro, se llega caminando, visitamos el peculiar e instructivo Museo del Mundo. Allí un señora muy amable nos acompañó para realizar un recorrido.
Se trata de la historia del mundo, de la humanidad, los diversos fenómenos acaecidos a lo largo de los tiempos, la evolución del hombre, las distintas etapas, costumbres y formas de vida en la zona.
En fin una lección que nos quedará grabada. Quedamos pensando en la magnitud de los acontecimientos que nos preceden, y que en nuestra ansia de seguir adelante, progresar, no siempre tenemos en cuenta de dónde y cómo llegamos hasta aquí.

Continuamos en la caminata, acompañados por un fuertisimo viento, típico de la zona, hasta llegar a una inmensa laguna. Allí en una pajonal se concentran decenas de flamencos rosados, impresionate, hermoso, sinigual, un deleite a los ojos. Fotos y más fotos, no obstante el terrible viento que nos impedía sostener la máquina quieta.



Tempranito salimos con rumbo al ...Perito Moreno. Una única palabra, excepcional. Nunca estuvimos frente a tal fenómeno de la naturaleza. Esa inmensidad de hielo, que el sol ilumina dando unos toques de color, allí azul, mas allá gris, marrón obscuro, hay trozos rosados y los celestes, ahh, el cielo parecería reflejado... Frente a tal mole, uno se siente tan pero tan pequeñito, tanto que nos creemos y en verdad...



Realizamos por supuesto un paseo navegando entre los glaciares más pequeños que deambulan a su albedrío sobre y entre aquellas aguas heladas. Una sensación de tranquilidad llena el ambiente, quizás el estar todo arropados, navegando o quizas molestando a la madre natura, el silencio frío de aquellos hielos, el suave resplandor de un sol que quisiera amenguar la temperatura, todos estos factores brindan una paz interior que ojalá consigamos mantenerla por mucho tiempo.

CONTINUARÁ

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beto brom


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Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina

CUARTO CAPÍTULO


Un corto viaje en micro nos llevó a Puerto Natales (Chile)
Punto neurálgico, de allí parten todas las excursiones que cubren aquella zona tan agraciada por la madre natura.

En si, un pueblito viejo, sus casas, la mayoría de chapa, nos permite deducir que se trata de una población de pocos recursos.
Muchos hoteles, pensiones y albergues juveniles. Infinidad de mochileros, de todo el mundo, deambulan por la calle principal, único centro de movimiento.
Barcitos, casa de comida y compañias de transporte son el foco de atracción de todos los visitantes.

La principal meta de todo el que llega allí es sin duda Las Torres del Peiné(Chile).

La excursión la realizamos junto con un grupo de brasileños que nos alegraron el viaje durante todo el trayecto.



El camino bordea unos cuantos lagos, uno de ellos resultó algo especial; sus aguas blanquecinas, lechosas, todo parecía estático, ayudaba la baja temperatura que, acompañada por el fuerte viento nos obligó a permanecer un rato con la mirada fija en aquellas demasiado tranquilas aguas. Es destacable que montañas con sus cúpulas nevadas cierran esta especie de cuadro impresionista.

A pocos kilómetros de allí, empezamos a observar las ya famosas Torres. Bajamos del vehículo para captar, con todos los sentidos aquella hermosura. Allí no muy lejos, se erigían majestuosas, como expresando: - ¡Aquí estamos para que nos aprecien! – Son tres imponentes picos de montañas ensimismados como hermanos con la nieve coronando sus alturas. Luego del primer momento de éxtasis frente a tal regalo a los ojos, centenar de fotos guardaron aquél inolvidable espectáculo natural.



El tenaz viento no quiso abandonarnos, a decir de la avezada guía, una pequeña jovencita lugareña, la velocidad del susodicho, cerca de los cien km/hora.
Durante la excursión, una llovizna se presentaba de tanto en tanto como para mostrarnos todos los trucos que aquellos lugares podrían ofrecer.

En una de las paradas, la lluvia demostró su máxima fuerza, un torrencial propiamente dicho; la guía seguida del contingente, encaminaron, provistos de capuchas, capas y otros elementos, hacia la desembocadura de un río que forma una hermosa cascada.
Esto me lo comentó mi media naranja al regreso de aquella mojada caminata, pues este haragán prefirió quedarse dentro del micro con el chofer.
Mientras tomábamos un café, aprovechamos a charlar de todo un poco. Las palabras nos llevaron a comentar sobre la vida, trabajo y demás. Entré en confianza y consulté sobre el estado tan precario del pueblo, la respuesta no tardó en llegar.
El conductor hizo hincapié en los 30 dolares que cada uno de los visitantes deben abonar para entrar al Parque Nacional, donde nos encontrábamos, que multiplicado por los miles que lo visitan resulta un monto extraordinario de dinero; por lo visto nada queda para el pueblo, con la consiguiente amargura de los pobladores. “Cosas del gobierno” agregó desahuciado.



El almuerzo lo compartimos todos juntos alrededor de una larga mesa. Una sopa de verduras muy apetitosa nos reconfortó. Entre las risas, unas canciones, en portugués por supuesto, de nuestros amigos cariocas, pasamos un singular momento.



CONTINUARÁ

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beto brom


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sábado, agosto 21, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina

tercer capítulo


Muy cómodo el bus, las butacas excelentes, pero nos esperaban catorce horas de viaje(¡que no se hace por el turismo!); nuestro destino: la ciudad de Punta Arenas, en el país hermano de Chile.


en el puerto aguardando el transbordador

Debimos atravesar gran parte de Tierra del Fuego, pasamos por Rio Grande y por fin llegamos a la frontera con los vecinos.
Este punto es digno de comentar(explicación no tiene).
Por supuesto primero se debe salir por el puesto argentino, andar unos poquitos kilómetros y llegar al puesto chileno y seguir camino.
Pues bien, es necesario sacar todo el equipaje, llevarlo dentro del salón del puesto, para su revisación y presentar los documentos correspondientes. El "trabajito" ya de por si es un contratiempo, al cual debemos agregar que en aquellos días la lluvia nos acompañaba, y fue necesario realizar el trayecto desde el omnibus hasta el puesto en camino de tierra lleno de charcos lógicos, arrastrando las valijas, bolsos, y demás, mientras una agradable llovisna caia dandonos amable compañia. Terminado el trámite, que duró más de una hora, vuelta al vehículo y nos dirigimos al lado chileno; allí se repitió la ya vista película....
En total casi tres nada agradables horas, pero contentos, riéndonos entre nosotros mismos y agregando las peripecias en nuestro cuaderno de notas.
Otros cuantos kilómetros y llegamos al pequeño puerto donde por medio de un transbordador llegaríamos a nuestro destino.

Aquí debo confesar que en el preciso momento que estuve frente al cartel que anunciaba : "Estrecho de Magallanes", sentí un vuelco dentro de mi, no me pregunten la razón.
Años de la infancia regresaron de súbito, las clases de historia, de geografía, conquistadores, quizás piratas, expedicionarios, descubridores, toda esa gama de leyendas, cuentos, todo aquello revoloteó al igual que las gaviotas que deambulaban por las costas de aquel especial lugar.
Primero los pasajeros y luego ascendieron las decenas de vehículos a la inmensa barcaza.
Comenzó el trayecto. Yo atravesando las aguas como hace...tantos años lo hizo dicho capitán aventurero, en ese mismo paso que otrora trajo tanta importancia a la humanidad toda; increíble, pero verdadero.


en las calles de Punta Arenas

La especial ciudad, Punta Arenas, que antes de la construcción del Canal de Panama, fue el paso obligatorio por ser el único posible que comunicaba los dos océanos, se vanagloriaba de su importancia.
Enormes astilleros, oficinas de centenares de empresas, depósitos inmensos, un puerto capaz de albergar decenas de barcos de gran calado, un verdadero puerto en el paso más austral del mundo.
Hoy en día conserva los edificios antiguos en buen estado, amplias avenidas, en muchas de ellas pintorescos árboles podados en forma de verdes globos, ofrecen al visitante una agradable vista.
Existen infinidad de museos, para todos los gustos e intereses. Uno de ellos lo visitamos, el Museo del Recuerdo. Se encuentra a las afueras de la ciudad, en un predio al aire libre. Allí estan expuestos, distribuidos por temas, toda la historia de la ciudad; se puede apreciar todas la maquinarias e instrumentos utilizados para los distintos ramos de trabajos, en la agricultura, en la industria, en la construcción, etc. Réplicas de casas de la época antigua, escuelas, comercios, iglesias, en fin, un interesante paseo por la historia de la ciudad.

Y ...en frente se encuentra la ya famosa Zona Franca, centenares de negocios, galerías, a MUY BUEN PRECIO, y antes de darme cuenta salí corriendo detrás de mi media naranja hacia tal oasis.


estar allí es una vivencia inolvidable

En una hermosa y moderna embarcación nos trasladamos a la Isla de los Pingüinos. Como su nombre lo indica, viven allí, como únicos habitantes, cientos, miles, infinidad de ellos. Todo cuidado como reserva natural, caminos demarcados para no estorbar el quehacer de los simpatiquisimos tipitos vestidos de frac. El viento, con brisas que nos hicieron tambalear, acompañó nuestra visita. En las pequeñas cuevitas, vimos asomar cabecitas de una suave pelusa, refunfuñando por una caricia o para recibir un poco de alimento. Un espectáculo inolvidable.

Paseamos por la plaza principal, muy arreglada, muchos árboles y densa vegetación; en el centro decenas de puestos de venta con productos artesanales; todos ellos dentro de carritos de colores, como vagoncitos de un largo tren. Muy pintoresco.


caminando por la plaza

El recorrido, preestablecido, nos obliga a dejar esta agradable y simpática ciudad, con tan amables y serviciales habitantes.


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CONTINUARÁ

beto brom


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domingo, agosto 01, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina)

segundo capítulo




Parte del dique construído por los castores

Unos pocos metros antes de llegar se largó un chaparrón con todas las de la ley.

Dentro de la cabaña, un calor acogedor brindado por los robustos leños en el hogar inmenso. Todo el recinto minado de chucherías por doquier, en las paredes, colgando del techo, en las paredes, fotos de animales, utensilios de cocina, adornos típicos de la zona, caretas, amuletos, una rica exposición para quedarse, observar y deleitarse. Recibimos un te de hierbas calentito y nos mezclamos entre los visitantes y los anfitriones, una pareja y un hermano de la ama de casa, gente joven, amable, llenos de corazón amplio y sincero, detalle que lo apreciamos durante la inolvidable velada.
Nos ubicamos en una larga mesa, prontos a disgustar una comida que a decir de los olores que reinaban en el aire, prometía ser apetitosa.

Yo preferí una trucha a la parrilla, mi media naranja se conformó con un lomito a la pimienta. La cena transcurrió en un ambiente tan cordial, que se asemejaba a una reunión de amigos, reunidos para festejar algo en común. Entre los huéspedes, una familia de Costa Rica, muy alegres y excelentes personas, entre todos consumimos varias copitas de un blanco simpático, que nos permitió alegrar la noche.
Al despedirnos los amables dueños de casa: Quiti, Richard y Andrés, nos obsequiaron una hermosa foto de una castora preñada.
Nombre del lugar: Valle Hermoso.


Calle principal de la ciudad más austral del mundo, Ushuaia

Las vivencias especiales no terminaron allí.

Una noche, paseando por la ciudad nos llamó la atención un pequeño letrerito en una diminuta ventana de un quien sabe restaurante: *Hoy nos visita un trovador francés*
Antes de terminar de leer ya estábamos dentro del recinto.

Se trataba de un lugar muy conocido en aquellos pagos: *Ramos generales*.
En tiempos pasados, a los comienzos de la población, existía dicho establecimiento que proveía de todo lo necesario para la vida, el trabajo y los quehaceres en general.

Con el tiempo un fuerte candado dominó la entrada al mismo.

Los nuevos dueños decidieron convertirlo en una taberna tradicional. Durante los arreglos necesarios, descubrieron en los fondos un enorme depósito, en el cual habían quedado almacenados un sin fin de productos alimentarios, herramientas, utensilios de labranza, artículos del hogar, ropas de trabajo, en fin un bagaje de *reliquias* dignas de exhibirlas en un museo de la antigüedad.


Al igual que los almacenes de antaño

Y así fue hecho, pusieron manos a la obra. Todo el actual comedor posee a sus costados altas estanterías donde miles de objetos de épocas pasadas relucen como nuevas para deslumbrar los ojos de los comensales. Parecería un sueño volver a mirar carteles de propaganda, que me trasladaron a mi infancia, las famosas cajas de Terrabusi, la cabeza con clavos pinchados de Geniol, frascos de Todyy, fotos de Tarzán, sifones como los de antes, mecheros, cajas de Bagley, y larga es la lista, algo increíble, pero palpable y allí, frente a nosotros.

Las mesas donde se serviría la comida eran los antiguos mostradores de venta, ya refaccionados, pero con un aspecto que demostraba su autenticidad.


Al presentarse el artista, un hombre de mundo, con años en su recorrido, vestido a la usanza francesa de vanguardia, conocedor de música, con una voz sazonada de vino y cigarrillo, fuimos trasladados a las orillas del Sena, y sus canciones nos envolvieron con aquél aroma parisiense tan peculiar.


El querido y melancólico organito de épocas pasadas

Para completar el asombro de los espectadores, presentó un típico *organillo*, en el cual se ubican las partituras tan especiales ya olvidadas, aquellas largas y llenas de protuberancias que por un sistema específico mueven ciertas teclas interiores que emiten ese sonido incomparable. Se nos permitió escuchar canciones que el olvido se adueño de ellas, gozamos, todos los presentes, de una noche SIN IGUAL.

Y es de lamentar, debimos abandonar aquella ciudad, no sin antes buscar con la vista el *Monte de Susana*, para así saber el pronóstico para el día siguiente.


El Monte Susana, pronosticador del tiempo

Explicaré esta costumbre de los isleños: para conocer el tiempo que se acerca se debe observar el cielo sobre una pequeña sierra, que lleva el nombre de Susana, según su color y aspecto es casi seguro conocer el tiempo que se avecina. –Nunca falla- dicen los pobladores, y en verdad lo comprobamos, así es, no falla.

Y tempranito, apenas amaneció, nos encaminamos a la Terminal.


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CONTINUARÁ


beto brom

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jueves, julio 29, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina

Capítulo uno



Como el comienzo de un sueño fue nuestra llegada a la ciudad mas austral del mundo, Ushuaia. Gente sencilla, simple, y lo más acogedor, simpática, contentos de recibir visitantes y en especial argentinos, como si les otorgáramos un regalo el hecho de haber llegado hasta allí.
¡estamos en el fin del mundo!



Instantes previos al viaje en el "Tren del fin de Mundo"

Ellos así lo consideran y en verdad es la sensación al caminar por las calles de aquella peculiar ciudad.

Por supuesto viajamos en el *Tren del fin del Mundo*, no es posible perderse dicha posibilidad. Es réplica auténtica del tren utilizado por los presos de la cárcel de antaño, asinados en miserables galpones como castigo a sus faltas con respecto a la sociedad; éste tren los llevaba díariamente desde la cárcel a las canteras. Todo se realizaba por medio de dicho tren.
Aquellos convictos fueron los primeros pobladores blancos llegados a estas inhóspitas tierras tan alejadas de la civilización. La historia de los aborígenes es tema de estudio aún hoy en día. Museos y exposiciones narran sus costumbres y formas de vida. Dos son los temas primordiales en los que los guías basan sus narraciones, los presos y los aborígenes.

El paseo al lago Roca es obligatorio, una belleza sin igual, la naturaleza en su esplendor.

Una experiencia casi de película: llegamos, en un jeep bien equipado, a un predio dentro del bosque, a unos kilómetros de la ciudad.
Una pareja, construyó, hace unos diez años, una pequeña cabaña, que con el corredor de los años fue tomando una gran dimensión.
Resulta que a unos metros de allí se expande una zona de pequeños riachuelos, que corren entre árboles y malezas. Allí una yunta de castores tienen su hábitat natural, junto a cuatro descendientes. Como es su costumbre construyeron un pequeño dique, que les proporciona un considerable laguito para sus menesteres.
Vestidos con botas y capuchones especiales(estaba lloviendo) nos internados en el bosque, tras el guía, conocedor y admirador de estos animalitos, hasta llegar ,luego de aproximadamente una hora de caminata a un claro.



Todo preparado para la excursión a los diques de los castores

Una vez allí quedamos apostados a la espera de los dueños de casa, quienes acostumbrados a las visitas no tardaron en aparecer.
Sabidos de que no corren peligro alguno reanudaron su ardua e interminable tarea, la manutención del susodicho dique, de lo contrario la fuerza del río acabaría con su hogar.
Y allí iban y venían de un lado a otro, de costa a costa, trayendo una rama, un pequeño tronco, sin descansar, una y otra vez...



Uno de los dos niños de la pareja, en plena tarea


Observar el trabajo de estos roedores, su persistencia, su afán de cuidar su casa, por así llamarla, padres e hijos, sin chistar, cada uno sabedor de su misión, nos brindó, a todos los presentes un ejemplo digno de recordar.
Al volver a la cabaña nos esperaba una sorpresa, muy alagadora por cierto.

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CONTINUARÁ

beto brom

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lunes, mayo 31, 2010

Sobre rieles

La escena transcurre en un vagón del tren salido de la capital rumbo al interior de la provincia.
Una nueva semana comienza y con ella el acostumbrado recorrido por los pueblitos de tierra adentro; la ocupación de viajante involucra la visita mensual a sus queridos clientes.
La mayoría de los asientos desocupados, en la mitad del vagón una mujer ocupa uno de ellos; esta leyendo un libro. Pensó en sentase frente a ella, pero decidió hacerlo en la fila de al lado, para no molestar.
Unos segundos anteriores a la partida entró un hombre muy apuesto, se detuvo unos metros detrás de la fila en la cual estaban sentados: los miró y como estudiando el ambiente, optó por ubicarse frente a la mujer del libro. Ésta, ni se mosqueo.





El tren se puso en movimiento, un largo viaje le esperaba.
El susodicho miraba por la ventanilla, pero cada tanto giraba la cabeza hacia su compañera fortuita; un brinco ocasionado por un desnivel en las vías, detalle muy conocido por los asiduos viajeros, ocasionó la caída del señalador del libro que sostenía la mujer sobre sus faldas. Tanto ella como el caballero se inclinaron con el fin de levantarlo. Un leve roce entre sus manos, un discreto y fugaz cruce de miradas, fueron mas que suficientes para dar por abierto el dialogo.
-No se moleste, se lo agradezco, Sr...
-Esteban. Por favor, ha sido un placer, Srta...
-Olga Zwagg, muy amable caballero.
-Por lo visto muy interesante el libro.
-¿Porqué lo dice? ¿Lo ha leído?
-Me llamó la atención su lectura, el volver las hojas una y otra vez, como recapacitando, o quizás tratando de descifrar lo escrito. ¿Me equivoco?
-No, por el contrario, lo que si debo reconocer que es una persona muy detallista, y es mas, le confesaré que ha dado en la tecla justa, se trata de un libro de estudio sobre épocas antiguas, costumbres y demás, por lo cual quisiera recordar tal o cual detalle, y no me queda otra que volver y releer sobre dicho punto.
-Si me permite desearía corroborar lo escuchado,¿Su apellido es Zwagg, como el del famoso arquitecto alemán?
-Exacto, y agregaré un dato para complacer su curiosidad, era mi tío, hermano mayor de mi padre, también fallecido. Quiero creer que es Ud. de aquella profesión ¿ tal vez?
-No, no, nada que ver. Soy fotógrafo, actúo en forma libre, trató de ubicar mis tomas en manos del mejor postor. Mi especialidad son los puentes, los admiro, los respeto, tengo cierta afición a ellos, reconozco su fuerza, su austeridad, y considero excepcional su ayuda para unir, acercar y en mas de una oportunidad evitar conflictos.
-Ahora entiendo, mi tío era experto en el diseño de puentes; en cuanto a ellos siempre me resultaron fríos, simplemente un conjunto de hierros y alambres.
- Todo es cuestión de observar, tratar de interpretar, inmiscuirse dentro de aquello que esta frente nuestro, y esto no solo referente a elementos inertes. ¿La aburro con mis raras ideas?
-Me interesa, su punto de vista concuerda con su hincapié en los detalles, me atrevo a pensar que debe poseer un alto grado en el poder del convencimiento, ¿No estoy errada, cierto?
-Quiero interpretar que se refiere a mis relaciones personales, en especial con el sexo opuesto, ¿verdad?
-Por supuesto, un hombre apuesto, elegantemente vestido, modales excelentes, profesional, dueño de un vocabulario amplio, conocedor de mundo con seguridad, todas las puertas se abrirán ante sus deseos o pretensiones, no me equivoco, ¿verdad?
-Sus adjetivos elevan mi ego a un nivel respetable, y es mas al recibirlos de una dama, permitame así considerarla, los catalogo valederos y es un mérito para con mi persona.
-Ha conseguido sonrojarme, no estoy acostumbrada a este tipo de adulaciones, con gusto desearía continuar nuestra charla, con seguridad encontraríamos temas de mutuo interés. En un par de estaciones necesito descender, por lo tanto antes de que se me olvide le dejo mi tarjeta. Si encuentra un lugarcito entre toma y toma, con placer podría permitirme un vistazo a su colección de fotografías, ¿Las expone en algún lugar?
-No en una galería determinada, pero si en mi estudio fotográfico, situado en pleno centro de la city; esta es mi tarjeta con los datos. Seria una verdadera ocasión para charlar y quizás entablar una amistad, ¿Le parece la idea? Sabe que, no me conteste, permitase sorprenderme, siento intriga por las sorpresas.
-De acuerdo, acepto la consigna, eso si, no le prometo que será pronto. Me explicaré: el próximo mes viajo, con un grupo de compañeros y nuestro profesor a Grecia, será un viaje de estudios patrocinado por la Universidad de Atenas, con la finalidad de fomentar el intercambio cultural y científico entre nuestros países. Le comento que el año pasado recibimos aquí a un grupo similar de aquel país. Fue algo extraordinario, trajeron trabajos, los comentamos, agregamos nuestras opiniones, miramos decenas de fotos y diapositivas, fue un hermosa y productiva experiencia. Espero que nuestra visita resulte tan fructífera como aquella.
En ello estoy trabajando en estos días, me refiero al libro que estoy analizando, comparando detalles, con el fin de complementar nuestro trabajo que realizo en conjunto con mis colegas.
-Estuve trabajando en Atenas, durante algunos meses. Quedé impresionado por sus monumentos, edificios antiguos, reliquias, y las ruinas,¡oh,las ruinas! En especial me dediqué a mi rubro, los puentes, pero mi atención fue ocupada, reconozco, por las estatuas, dicho sea de paso, muy bien conservadas, de las cuales obtuve unas decenas de tomas. Mi encanto fue tal, que inclusive compaginé un álbum con ellas, lo titulé "El pasado".
Con gusto podría facilitárselo para que le eche un vistazo. Eso si, con una condición: deberá dar su palabra que lo devolverá.¿Se anima?
-Que persona especial resultó.¿Cómo se le ocurre, siquiera pensar, tal atrevimiento de mi parte? Su delicado humor me tomó desprevenida, siento quizás un poco de miedo...
-¿Miedo? ¿De mi? No por favor, buena moza, soy la persona más inútil en lo se refiere a molestar, ofender o mal tratar a un semejante...
-Bueno, bueno, calmese, traté de equiparar su talento humorístico; por lo visto excedí la cuenta, ¿verdad?
-No, al contrario, apruebo las personas sabedoras de reaccionar en forma casi instantánea como lo ha hecho, me gusta su estilo de conversación, el cual no coincide, si se permite, con su fisonomía externa...
-Creo que el caballero se permite atribuciones que lindan lo personal y ...
-Mis dsculpas, srta. no creí en ningún momento que mis palabras causarían tal reacción de su parte. Es más, no quise ni pretendo inmiscuir en su vida. Considero que mis palabras fueron interpretadas en forma errada, posee todo su derecho en exigir mis disculpas. Lo reitero: tenga a bien aceptar mi sincero perdón.
-El sencillo hecho de acceder a entablar conversación con Ud. no le otorga ninguna clase de opción para extralimitarse a tal grado y opinar sobre mi persona, mi vestimenta, y...es mas, lo considero como una falta de respeto. Le suplico, tenga a bien abandonar su asiento, caso contrario, recurriré al inspector para que se ocupe de mi pedido.




El susodicho no atinó a emitir vocablo. Al instante se puso de pie, saludó y salió del vagón muy de prisa.
La ofuscada damita, quisquillosa en demasía, a entender del corredor, miró la tarjeta del fotógrafo, la hizo una pelotita, y la arrojó al cesto de los desperdicios. Acomodó un poco sus cabellos, abrió el libro, y volvió a su interrumpida lectura.

El corredor de comercio sintió una improvista intención de entablar conversación con la susodicha pasajera...en el último momento desechó el intento.-Dejemoslo así-Se dejo para sus adentros.

Decidió salir a la baranda de los fumadores; entre los viciosos encontró al "atrevido" fotógrafo. Se acercó y cigarrillo en mano solicitó del susodicho fuego.
-Si, como no, por favor...
-Muy amable,¿Viaja lejos?
-Mas o menos, unas cuantas estaciones, ¿Y usted?
-Solo otras dos, por suerte, mi trabajo no me da descanso.
-Seré curioso, ¿A que se dedica? Si no le incomoda mi pregunta, por supuesto...
-No, faltaría mas, soy viajante, trato de vender hierros, largos y fríos; en esta zona abundan las empresas constructoras, varias de ellas figuran en mi cartera de clientes.
-¿Hierros, dijo?¿Qué clase?
-Vigas inmensas, de esas utilizables en las construcciones de puentes, y además todo lo concerniente,
¿Por qué lo pregunta, también Ud. es del ramo?
-No, nada de eso, sencillamente lo consulto pues me dedico a la fotografía, es mi profesión, y en ello me ocupo ya un par de años.

El viajante de comercio dedujo que no había sido reconocido y por lo tanto era obvio que su interlocutor ignoraba que su conversación, con el final nada agradable, mantenida con la mujercilla del libro. No obstante, para estar completamente seguro, insinuó:
-¿Fotógrafo de casamientos, fiestas, esas cosas?
-No, por favor, le explicaré, mi especialidad son los puentes,con el correr de los años desarrollé una especie de atracción frente a esas moles de hierros, trabajados y manipulados, que se convierten en obras magnificas que tanta utilidad ofrecen al hombre y a la comunidad.
-Nunca pensé en tal forma, y si le sigo la corriente creeré que mi trabajo no es nada inútil y también yo participo en dichas obras de bien para el mundo todo. ¿Que le parece, compadre?
-Esta en lo cierto, con su trabajo contribuye, sin lugar a dudas,junto a los demás trabajadores, a lograr llevar a cabo tales construcciones. Es más puede sentirse orgulloso de la tarea que realiza.
-Ha sido un placer esta charla, deberíamos encontrarnos y me gustaría ver sus fotografías,¿Puede ser?
-Con mucho gusto, aquí le doy mi tarjeta con la dirección y teléfono, cuando le sea cómodo pase y le mostraré mis tomas.

Bajó en la estación "El viejo almacén". El tren reanudó la marcha. Levantó la vista y reconoció a la "damita del libro" ensimismada en la lectura. A pocos metros, su nuevo amigo el fotógrafo, exhalando su humo de grandeza.
¡Qué interesante el trabajo del viajante! Murmuró para sus adentros.

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BETO BROM

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miércoles, abril 14, 2010

Caminatas matinales







Ella salió corriendo delante mio, como siempre, rumbo al montecito que comenzaba a pocos metros de casa. Eran pasadas las 6, el sol ya había comenzado su labor, pero por lo visto no con muchas ganas, aquí y allí pícaras nubecillas conseguían entorpecer el camino hacia nuestro pequeño mundo. Estaba un poco fresco pero con la caminata entraría en calor. Estas caminatas matinales tenían una doble finalidad, para Zina, mí perra, eran indispensables,y,para mí,saludables.

Zina, con sus tres años recién cumplidos, había llegado a su máxima estatura: 70cm.; sus 38 kilitos no le molestaban para subir y bajar entre los arbustos y piedras cuando se sentía en completa libertad. Pertenece a la raza ° akita °, oriunda del Japón; es hija y nieta de campeones; resulta interesante leer su certificado de Pedigreé, pues los nombres de sus abuelos, maternos y paternos, son difíciles de pronunciar.

Cuentan en los escritos sobre la historia de esta raza, que en tiempos pasados, se los utilizaban en dos clases de trabajos bien definidos: uno era el cuidado de los niños, a los cuales se los dejaban en las casas, cuando los padres salían por las mañanas a trabajar el campo, bajo la custodia de un par de estos guardianes; el otro era salir acompañando al cazador de osos; caminaban delante de él buscando la presa, al encontrar al buscado ejemplar se dividían y avanzaban uno a cada lado del susodicho, mientras uno realizaba toda clase de piruetas para distraerlo el otro lentamente se acercaba y en el momento preciso saltaba directamente al cuello, cerraba su quijada y lo mantenía inactivo hasta la llegada del cazador.

El sol no conseguía templar la mañana, la brisa que llegaba esquivando los arbustos, mantenía la sensación térmica en unos pocos grados encima del cero.

Esas eran las mañanas de mi preferencia. La visibilidad era casi insuperable, permitiendo extender la visión hacia mucho más allá de donde terminaba la reserva natural. La montaña vecina parecía una gran mesa preparada para albergar a un centenar de comensales, la razón de esta comparación provenía, seguramente, de los olores y aromas que llenaban todo el ambiente. Los yuyos, hierbas, árboles, arbustos esparcidos por doquier, la naturaleza estaba entonces en su apogeo, todos sus exponentes habían dicho en aquel momento: ¡presente!

Una bandada de teros apareció de sorpresa, quizás estaban esperándonos. Dieron una y otra vuelta sobre nuestras cabezas y luego aterrizaron a escasos metros, un poco después de la rocas apiladas que separaban el terreno en amplias terrazas; muy posible que aquellas rocas estaban allí desde la época de los romanos o quizás antes.
Me senté en mi piedra preferida y acostumbrada. Noté algo interesante, a derecha e izquierda del grupo, a unos 10 o 15 metros de cada lado se apostaron dos de ellos, centinelas tal vez, auscultando el cielo como previniendo algo. Al rato, uno de ellos, el de la izquierda, levantó repentinamente vuelo, haciendo un ruido estruendoso con un tiriqueteo infernal, a los segundos todos hicieron lo propio como respondiendo al unísono la llamada de atención.
Al aparecer el dúo de cuervos, nuestros amigos ya estaban a varios cientos de metros allí en el cielo. La yunta descendió para posarse exactamente donde hacía unos segundos estuvieron los teros. Husmearon, olfatearon y al no encontrar nada interesante, levantaron campamento y así como aparecieron así desaparecieron, quizás a causa de los amagos de poca simpatía que les brindo Zina, quien aparentando un poco de orgullo, dio vuelta su cabeza y me mostró, así me pareció, una sonrisa de triunfo.

El tiempo, amigo y a veces enemigo, no se detenía, mirando el reloj decidí la vuelta. Así lo hice saber a mi compañera, lentamente gozando de cada instante, comenzamos la retirada.

Allí quedó ella, la naturaleza, junto a todos sus componentes. Allí aguardará hasta el día siguiente, para nuevamente reencontrarnos y pasar una hora amena.

Hasta entonces.

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Beto Brom
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La obra que no fue







La función debería comenzar. La noche de la premié. Era la hora estipulada en los programas. El público colmaba el total de la platea. Detrás del telón la batahola flotaba en el aire. No era para menos: Laura P., la conocida y famosa actriz, que tomaría el personaje de una anciana paralítica en sillón de ruedas en la obra, había desaparecido de su camarín. Como si su cuerpo se habría esfumado, sin rastros. Su remplazante estaba pronta, pero tal no era el caso, nadie aceptaba la increíble realidad. La pregunta era una sola: ¿Donde está la abuela?

Los recuerdos de aquella noche, que con el tiempo llegó a ser la noche sin final, reaparecieron en forma impetuosa, igual que las olas castigan las indefensas rocas agolpadas en los acantilados, achacando la agotada mente del hombre sentado en la mesa del bar. Una taza de café negro frente a él; observando a dicho personaje desde cierta distancia parecería hablar consigo mismo o, quizás, con la taza inmóvil frente a él.
El mozo se acercó, susurrando, pues aquel asiduo cliente no soportaba los altos volúmenes, razón por la cual siempre se ubicaba, como era su costumbre desde ya tiempo,en la última mesa del fondo del recinto, evitando, en lo posible, los ruidos molestos del trajín de los clientes y las gritonadas de los mozos -¿Le traigo algo para comer?
El hombre no contestó. ni siquiera elevó la vista o entornó la cabeza hacia el dependiente. El mozo, conocedor, por su experiencia, captó la indirecta y como vino se retiró, sin lograr atender a su cliente.

La Compañía Teatral Universitaria, famosa en la ciudad, tanto por sus puestas en escena como por contar en su plantel ha decenas de prestigiosas figuras de renombre nacional que pasaron por sus tablas, había decidido en su última Asamblea Anual, con respecto a la investigación policial sobre el caso sin respuesta de la desaparición de la actriz , y teniendo en cuenta que ya habían transcurrido más de dos años de la desgracia, suspender todo tipo de entrevistas y diálogos con la prensa sobre el tema. Ello perjudicaba a los miembros de la familia a raíz del manoseo destructivo que en nada les ayudaba y que además no resultaba nada agradable a la reputación de la empresa teatral.

Los dos oficiales especiales destacados para atender el caso, que fueron enviados desde la Jefatura Central capitalina, revisaban por milésima vez las voluminosas carpetas del expediente 12/15, que aun se encontraba abierto, y que les impedía volver a sus respectivos lugares de trabajo y a sus familias.
La desaparecida en cuestión no tenía ningún antecedente policial, nunca fue molestada o agraviada. Se paseó por la vida como en un viaje de placer, sin obstáculos, problemas económicos, familiares o sociales.
Se entrevistaron a todos los empleados del teatro; uno a uno presentaron declaración los miembros de la familia; fueron investigados los amigos y conocidos de la susodicha. Todo sin resultado alguno. Ni siquiera una mísera pista. Posiblemente uno de los casos sin solución más comentados en los últimos años.

La familia, estaba compuesta por un escaso número de miembros; una hermana soltera, a su vez actriz, dos primos que radicaban desde hace tiempo en el extranjero, y un hermano mayor, el más afectado por la tragedia. Éste, abandonó el trabajo, deambulaba por las calles, visitaba todos los lugares donde solía concurrir su hermana, conversaba con todo aquél que en una u otra forma se relacionaba con la desaparecida.
Los días pasaban y el peso de su desesperación lo agobiaba.
Aquel día era sábado. Pasada la medianoche. Sentado en su café, que ya era su segunda casa, o la única, extrajo de su maletín un block de hojas. Y escribió, escribió...Luego puso el manojo de papeles garabateados dentro de un sobre que le facilitó el mozo, que sin hablar ya lo entendía. Abonó la consumición y salió, sin saludar, a enfrentar las desiertas calles.
El lunes siguiente, la gente del teatro, la hermana soltera, los dos inspectores policiales, tenían el diario local en sus manos, como la mayoría de los habitantes de la ciudad. La edición del Lunes, la primera de la semana con las últimas noticias y las más frescas novedades.
En la Sección Locales se publicó, a doble tamaño y con remarco especial, una extensa carta que concentró la atención de los lectores. El siguiente era el texto:

Laurita
Quisiera tu perdón. Con seguridad ya me lo brindaste. Yo aún no lo sé. Te conozco lo suficiente, quizás demasiado. Tú con tu inmenso corazón, lleno de amor y comprensión, mas bañado con lágrimas que yo me sé el causante. No es por maldad, bien lo sabes, por el contrario, mi cariño hacia ti es mayor que nuestra relación carnal. Una y otra vez mis actos comprobaron mis intentos de congraciarte, y de aquella forma poder vivir en un mundo imaginario pero real. Un mundo en el cual sólo tú y yo, fiel servidor para atenderte, cuidarte, defenderte y venerarte. Desde chicos fue así. Es verdad que en ciertas oportunidades, sabes a que me refiero, todo tu cuerpo estremeció, y una cierta frialdad lo cubrió. Pero nuestros reiterados encuentros, reconozco que por mí incentivados, pusieron de manifiesto el sentimiento de delirio que sentía por ti, por tu presencia, por tu cuerpo, por todo aquello que fuera tuyo. Aun no considero la realidad como algo verdadero. Te busco, te anhelo, es más fuerte que yo mismo. Sólo tú podrás comprender mi dolor. Un lastimoso quejido es lo que mi cuerpo desabrido exhala. Sé que no volverás. Pero aun así, yo no dejo de esperarte.
tu querido hermano

En la última hoja del diario local, apareció un pequeño recuadro en la sección policial:
** A primeras horas de ésta madrugada fue extraído de las aguas del Lago Vistón, a las afueras de nuestra ciudad, el cadáver de un hombre de aproximadamente sesenta años, desnudo. Se considera la posibilidad de un suicidio. En las próximas horas, luego de las averiguaciones y exámenes pertinentes será posible identificar a la víctima. **

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beto brom

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