CRÓNICAS DE VIAJE

miércoles, noviembre 24, 2010

Visitando Myanmar

Datos informativos

Hasta 1988, el nombre del país: Birmania, por resolución de la Junta Militar gobernante fue cambiado a: Myanmar.
País del sur este asiático. Limita con China, Tailandia, Laos, India y Bangaladesh; además con el mar de Andamán y el Golfo de Bengala. Población aproximada, 60 millones. Desde 1962 el país bajo dictadura de una junta militar. En 1990, a causa de presiones tanto internas como externas, se efectuaron elecciones. Los resultados no beneficiosos, para la Junta, ocasionaron su anulación, por parte de ella, y el arresto de los dirigentes del partido político ganador de las elecciones; entre ellos la galardonada con el Premio Nobel de la Paz: Aung San Suu Kyi, quien
permaneció encerrada en carácter de Arresto Domiciliario, desde entonces.
Esta semana (noviembre 2010) fue declarada oficialmente su libertad. A principios de este mes, después de 20 años, fueron convocadas elecciones. Por supuesto que el partido allegado a la tiránica Junta, logró la mayoría de los votos. Miles de engañados habitantes salieron a las calles, protestando por el ilícito fraude. También muchos países manifestaron su enojo ante la injustas y fraudulentas elecciones.
La historia de este país se remonta a principios del siglo 3 AC. En la época moderna fue dominado hasta 1886 por el mandato británico. Durante la 2da. Guerra Mundial, fue invadido por Japón; pero recuperado por los británicos en el 1941. En 1948, el Reino Unido, se vio obligado, a causa de presiones internas, otorgar la Independencia.

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Teniendo en cuenta lo leído sobre esté peculiar país, supuse encontrar al llegar, un recibimiento correcto, frío y nada simpático.
Pues nada de ello, exactamente lo contrario. Ya al descender del avión, procedente de Tailandia, nos llevamos la sorpresa agradable. Todo el personal del aeropuerto, amable, con una sonrisa y atención destacable. Los agentes de seguridad, con uniformes blancos, inmaculados, parecieran recién salidos de la tintorería. Ni un soldado por ningun rincón. Rarisimo, ¿no?, (no olvidar que una tiranía militar gobierna el pais)


(Calle céntrica de Rangún)


El aeropuerto muy amplio, de una limpieza llamativa, situado en la ciudad principal del país, Rangún.
Durante el viaje hacia el hotel, quise captar, un poco, el estado de las carreteras, el estilo de las casas y edificios; no supe que mirar primero, las ansias sobrepasaron mi posibilidad de asimilar.
Haber llegado a un país que hasta no muchos años atrás estaba cerrado al mundo, hoy abierto y dispuesto a permitir visitas, paseos, sin ninguna clase de obstáculos, me asombraba sobre manera. No existe problemas para fotografiar, salvo soldados, edificios gubernamentales y puentes. Con seguridad podré abstenerme de ello, pensé.
La carretera al aeropuerto como corresponde, seis manos, en perfectas condiciones, semáforos, carteles indicadores, todo como en la mayoría de las grandes ciudades. Un solo detalle, se maneja del lado derecho (recuerdo de los ingleses)


(Edificio de departamentos de Rangún)

Unas palabras sobre el hotel (elegido como de costumbre por mi media naranja) ; construído por los ingleses, utilizado como Club Exclusivo para miembros; después que ellos abandonaron el país, fue convertido en hospital; con el correr de los años, transformado y adaptado para funcionar como hotel.
Situado en un inmenso predio de considerable extensión, con bellisimos parques a su alrededor, y a la costa de un hermoso lago de aguas verdosas y mansas.
Todo el hotel lógicamente al estilo ingles, conservador, aristocrático, señorial. Pasearse por sus salas y distintos rincones, es un deleite, a semejanza de esos palacetes en la campiña inglesa. El personal amabilísimo, siempre con una sonrisa, dispuesto a brindar lo máximo para el confort del huésped. Varios restaurantes, de distintas cocinas, piletas de natación, spa, en fin, ¿que más se podría pedir? La vista al lago, desde nuestra habitación, era para quedarse sin aliento. Sentarse en las reposeras del balcón, un vaso de cerveza (local, muy buena), y mirar el movimiento de las aguas, obliga a la imaginación realizar horas extras.


(nuestra habitación en el hotel)

Anduvimos visitando el centro de la ciudad. Impactante. Impresiona la cantidad de comercios. El surtido y la cantidad de mercadería es fabuloso. Algo que llamó nuestra atención: el número de joyerías. Nunca he visto tanto oro junto, algo que no es comprensible, al estar considerado, este país, como uno de los más pobres del mundo.



Al igual que en la mayoría de los países, de esta zona del mundo, los puestos de comida abundan, en especial los ambulantes, a los costados de las aceras, que reducen el espacio necesario para los transeúntes. Es posible encontrar allí, un sin fin de comidas, en general picantes; por lo general son cocinadas en el propio puesto, al momento de pedirlas; no preguntar qué es esto o aquello, pues en su mayoría, los puesteros no dominan idioma extranjero alguno. Olores distintos, colores llamativos, especias raras, gustos extraños a nuestro occidental paladar. Muchas verduras, hortalizas, yuyos, frutas exóticas, pescados, moluscos; todo a media cocción o saltado, por lo general frito al aceite profundo. Probar, si es rico, adelante, si no, pues no, a otra cosa. Los precios casi irrisorios, de aquellas comidas, permiten decidir sobre la compra en el momento de probarla.


(recorriendo el Mercado Central en Rangún)



Segundo capítulo

De acuerdo a información acumulada, durante la preparación del viaje, fuimos a visitar al lugar mas sagrado para los creyentes : Schwedagon Pagoda. Pues bien, se trata de un extenso lugar en el cual están diseminados decenas de pequeños altares en los cuales distintos budas, de diferentes tamaños, colores y posiciones, todos adornados y decorados de acuerdo a la usanza y costumbre de aquella religión, el Budismo.


(La Gran Pagoda)


En el centro implantada la stupa de mayor dimensión del mundo, algo ¡IMPRESIONANTE! ; un pequeño detalle para tener en cuenta, esta cubierta con capas de oro,en total 30 toneladas, a las que se agregaron decenas de piedras preciosas como guirnaldas alrededor de su circunsferencia. En una palabra: Sin Palabras.
Miles de personas, locales, del país entero, turistas, un espectáculo sin igual. No recuerdo haber sido impactado por tal magnitud, tanto edilicia, como de fe, devoción, respeto, una prueba de sentimientos para el que allí llega por primera vez.
A medida que caía la tarde, la iluminación artificial ocupó el puesto del sol. La impresión de las luces de colores, las ínfimas llamaradas del millón de velas encendidas, el impregnante olor a incienso, hace de aquello un grandioso espectáculo, que difícil creo volver a experimentar.


(Dentro del predio de la Gran Pagoda)


Como es de suponer, fue necesario visitar algunos restaurantes. A cual mejor, no sería posible determinar un primer puesto. Algunos al estilo francés, cocina y decorados, otros a la usanza inglesa, en fin una delicia, tanto culinaria, como de presentación y atención. Los principales platos, como es de imaginar, frutos del mar(Ahhhhhh....)
Nuestros pasos nos llevaron hasta el famoso restaurante-espectáculo, en una de las orillas del lago, diseñado en forma de un gigantesco pato. Un sistema de bufete libre, permite elegir y saborear entre las infinitas fuentes; para todos los gustos y exigencias, ensaladas, carnes, pescados, cada cual con su cartelito con el nombre de la comida expuesta. El espectáculo consistía en una serie de bailes, y cantos sobre las distintos pueblos étnicos que forman este país. Una excelente presentación de escena, música y colorido que nos acompaño en tal singular velada.


(el restaurante a orillas del lago)


Contratamos un taxi, y luego de conversar con el atento chofer, para explicarle nuestro deseo de recorrer un poco los alrededores, partimos una mañana tempranito.
A los pocos kilómetros, comenzamos a reconocer algo distinto de lo conocido en la ciudad. Visitamos algunas aldeas, en las cuales se vislumbra la pobreza, la falta de los elementos indispensables, la falta de carreteras aceptables, pocas casas, en su mayoría diminutas construcciones, que muestran la verdadera cara de este país. En su mayoría, sus habitantes se dedican a la agricultura, el arroz en especial.
Recorrimos un mercado fijo, en un pueblo de las cercanías. Nos asombramos por la cantidad de comercios y la abundante mercadería allí expuesta. Pero, eso si, el agua corriente brilla por su ausencia, unos pequeños carros cisterna, apostados en las entradas del mercado, lo atestiguaron.
La gente amabilísima; nos resultó muy dificil comunicarnos, pues al no ser, este lugar, paso de visita de los extranjeros, no hay allí quien conozca idioma extranjero. No obstante el problemita del idioma, todos dispuestos a entendernos, pues estan allí para vender, y un poco con las manos, con gestos, unas sonrisas, nos arreglamos.


(caminando por el mercado, en uno de los pueblos)


De vuelta a Rangún. Aprovechamos para conocer varios de los parques que abundan en la ciudad. En todos lados, se exige el pago para la entrada, solo a los extranjeros por supuesto; inclusive para atravesar un puente de madera, peatonal, de una orilla a otra del lago, abonamos 2 dólares per-cápita.

Los hoteles, en lo general, de alta categoría.
Casi no existe la manutención, por medio de la municipalidad, de calles, edificios, plazas, veredas, calles, etc. En su mayoría los edificios y casas, viejas, deterioradas, gastadas.
Existen problemas con la electricidad, los cortes son cosa de varias veces al día, lo mismo con la red telefónica.
Eso si, algo de envidiar, la delincuencia no existe.(es de suponer que nadie se anima a probar la reacción de la Junta)
Mucha juventud, muchos chicos. La música que se escucha, en radio y televisión, por lo general moderna, tanto nacional como importada. Es de destacar que es un pueblo muy religioso, la concurrencia a las pagodas es apreciable durante todas las horas del día.


(Dentro de un pagoda)


Si desearía sintetizar nuestro viaje, diría que es necesario un cambio fundamental y radical de gobierno. Es notable el régimen autoritario reinante, nadie se atreve siquiera emitir palabra alguna sobre el gobierno. No se invierte lo más mínimo en la población, ni en educación, ni en viviendas y ni que hablar de salud pública.
La libertad es imprescindible para la rehabilitación de este pobre país, su pueblo la necesita y merece.




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beto

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